De este tema ya hablamos brevemente en el capítulo sobre las copias de seguridad, pero hay mucho más que contar, y por ello le vamos a dedicar uno entero. Como su nombre indica, un NAS (Network-attached storage, o almacenamiento conectado a la red), es simplemente un sistema para almacenar datos que se encuentra en nuestra red.

El hecho que esté conectado a nuestra red nos permite tener datos fuera de nuestros dispositivos. Es ideal para hacer copias de seguridad o compartir datos entre los distintos sistemas que tengamos en casa. También se puede usar para tener nuestra colección de fotos, películas, música…

NAS Comercial

Ahora que está claro qué es un NAS, vamos a ver las opciones que tenemos para conseguir uno. La opción más sencilla, por supuesto, es comprar uno comercial: hay diferentes marcas, como Synology, Buffalo o QNAP. A estos, sólo hay que enchufarles los discos duros y eso es todo. Son soluciones que funcionan directamente al sacarlas de la caja. Por supuesto, esa ventaja hay que pagarla y su precio es bastante elevado. Para un NAS de 2 bahías estamos hablando de unos 150-200€ y para uno de 4 bahías a partir de los 400€.

Solución casera

La siguiente opción es la preferida por el Gadgetoscopio: la solución casera. Porque aquí se trata de cacharrear, reciclar y aprender todo lo posible. En esencia es disponer de un ordenador normal, instalarle un sistema operativo de NAS y a funcionar. No es algo que sea tan sencillo como lo de arriba, pero tampoco hay que ser un científico de la NASA para hacerlo. Hay millones de tutoriales en Internet, y la dificultad no es demasiado elevada.

Hardware

El Hardware de un NAS es un punto muy importante. Este será un dispositivo que por definición estará permanentemente encendido, por lo que su consumo eléctrico es muy importante. Una solución comercial siempre estará en ventaja contra una solución casera, porque viene optimizada de fábrica para esa única función. Así que antes de empezar con ese antiguo equipo que tenemos en casa, calculemos cuanta energía consume y si realmente nos merece la pena invertir algo de dinero en nuevo hardware, y ahorrar a la larga en electricidad.

En casa, tenemos un pequeño MicroServer Gen8 de Hewlett-Packard, cuyo consumo está casi a la par de las soluciones comerciales, pero con mucha más potencia de procesado. Este aspecto es muy importante si queremos tener nuestro servidor de películas (Plex) dentro del NAS.

Software NAS

Sistemas operativos que instalar al NAS hay una infinidad que no podemos tratar aquí por su extensión, pero abarcan desde la más generalista de un Linux en modo servidor, a un software únicamente diseñado para funcionar como NAS. Entre todo este espectro, vamos a centrarnos en dos, que son los que hemos usado recientemente en el Gadgetoscopio:

  • OpenMediaVault (OMV). Es simplemente un interfaz que se instala sobre un servidor Debian, por lo que tenemos toda la flexibilidad del mundo. Aquí se puede instalar prácticamente de todo. Es un servidor en pura regla, solo que el interfaz hace su manejo mucho más sencillo. Requiere un conocimiento más o menos avanzado de Linux, ya que de vez en cuando hay que toquetear cosas desde el terminal.
  • XPenology (DSM). El software que llevan los NAS Synology (Disk Station Manager o DSM), pero para otros dispositivos que no son los oficiales. Esto significa que podemos tener uno de los interfaces más intuitivos y depurados que existen en el mercado, en nuestro NAS casero. Estamos tan limitados como lo estaríamos con un NAS de esta empresa, pero hay multitud de plugíns disponibles.

En nuestro MicroServer Gen8 empezamos con OpenMediaVault, pero tras un año de uso hemos hecho toda la migración hacia XPenology (¡gracias Germán!) y el resultado es muy satisfactorio. Se trata de un producto muy depurado que funciona a las mil maravillas.

Conclusiones

Espero que tras el artículo haya quedado más claro el concepto de un NAS y porqué es posible que necesitemos uno. Una inversión en seguridad que probamente agradeceremos en el futuro cuando nos encontremos ante una situación de pérdida de datos.

Es cierto que no es una solución para todas las familias; pero dado que el número de dispositivos que manejamos diariamente se ha visto incrementado de forma exponencial, es cada día más común este tipo de dispositivos.

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