Hace ya algunas semanas escribíamos acerca de lo importante que es la privacidad y cómo podíamos mejorarla con una serie de sencillos trucos. Uno de ellos era dejar de usar los servicios online más populares, como por ejemplo el correo de Google: Gmail. Sin embargo, muchos de nosotros dependemos de este tipo de servicios de una manera importante, por lo que no es fácil dar el paso. Todos estos servicios en el fondo no son más que programas que están ejecutándose en un servidor remoto. Por tanto, podríamos en teoría establecer un servidor privado virtual propio y configurarlo para disponer de todos estos servicios. 

¿Por qué necesito un VPS?

Ya que hemos establecido que disponer de un servidor privado es el primer paso para seguir, veamos las diferentes opciones que existen en el mercado para satisfacer nuestras necesidades:

  • Servidor instalado en casa. La opción más sencilla, ya que usamos cualquier equipamiento que tengamos ya por casa y no utilicemos, como puede ser un viejo ordenador, Raspberry pi… La desventaja de esta solución es que necesitamos una conexión a internet bastante decente y el ADSL no es adecuado por su baja velocidad de subida. Además, hay que añadir el coste de la electricidad, que suele rondar entre 50 céntimos y 1 euro al día.
  • Servidor en un centro de datos. Aquí la conexión la tenemos asegurada, ya que estos centros de datos disponen de conexiones muy rápidas y simétricas. Sin embargo, el coste de disponer de un servidor propio o alquilado en un lugar así puede costar a partir de 100€ al mes.
  • VPS, Servidor virtual privado. Hay una solución intermedia, que consiste en un servidor virtual en un centro de datos. Los grandes y potentes servidores se dividen en partes más pequeñas, en las que cada usuario dispone del control absoluto de la máquina sin afectar al resto. Es una solución escalable, ya que si nos quedamos cortos de memoria o procesador siempre podemos ampliarlo sin tener que modificar ni reinstalar nada. El coste es mucho menor y podemos encontrarlos desde unos pocos euros al mes.

¿Qué puedo instalar?

Una vez nuestro servidor privado virtual esté listo, lo primero es instalarle un sistema operativo. Para esto, la empresa que nos lo ofrezca nos dará la posibilidad de preinstalarle algún sistema operativo. Como la motivación de todo esto es incrementar nuestra privacidad, descartamos toda opción que sea comercial y privativa, por lo que Linux es nuestra opción, no en vano es usado para más del 98% de los servidores. Eso sí, olvidemos todo interfaz gráfico ya que es totalmente innecesario para el servidor y sólo ocupará memoria y procesador.

La cantidad de servicios que podemos instalar depende de la potencia y memoria que hayamos contratado, por lo que deberemos tener cuidado de no sobrecargarlo y hacer que los servicios sean muy lentos. Unas cuantas ideas pueden ser:

Servidor de Correo. El servicio rey de un sistema Linux es el correo. Si además tenemos un dominio privado (www.ejemplo.com) podemos usarlo para recibir nuestros correos. ¿O no es mejor [email protected] que [email protected]? Al tener completo control sobre nuestro servidor, podemos elegir el nombre de usuario que queramos. Hay que prestar importante atención al SPAM, e instalar software que nos ayude a evitarlo.

Servicios de Nube. El siguiente paso es tener nuestros ficheros fuera de los servicios de ficheros como Dropbox, Google Drive… Para ello instalamos ownCloud, un servicio Open Source que nos permite transformar nuestro servidor en un “Dropbox privado”. Por lo tanto, nosotros somos los únicos que tendremos acceso a nuestros datos. Owncloud tiene clientes para las principales plataformas, Windows, Linux, Android, Mac…

Hosting de páginas web. Si disponemos de alguna página web o blog, podemos alojarlo en nuestro flamante servidor. Para este caso, instalamos el servidor HTTP Apache, que es de los más famosos disponibles. Hay que prestar especial atención a los permisos de los ficheros, ya que nuestro servidor estará públicamente expuesto a todo tipo de ataques y hackers, por lo que hay que ponérselo lo más difícil posible.

Conclusiones

Por el mismo precio que cuesta una suscripción premium a Dropbox, 10€ al mes, podemos disponer de un servidor privado virtual con unas características bastante decentes, en el que no sólo podemos almacenar ficheros. Podemos incluir servicios de correo, de calendario, gestión de nuestros contactos, ficheros, páginas web, blogs… la imaginación es el límite si tenemos conocimientos de programación y administración de sistemas.

Así que, si estamos en el caso, por un precio nada elevado y un mantenimiento que no requiere mucho tiempo, podemos disponer de una solución a los servicios más comunes y totalmente nuestros. Así no estaremos en manos de las empresas si deciden de forma unilateral suspender algún servicio que realmente necesitemos.

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