En el artículo de este mes vamos a tratar un tema que poco a poco se está poniendo de moda de nuevo. Se trata de cómo recuperar nuestros antiguos recuerdos almacenados en soportes analógicos, y hacerles una conversión digital para luego archivarlos. No hace mucho, han caído en mis manos una serie de cintas de vídeo con recuerdos bastante valiosos en ellas, y decidí ponerme manos a la obra. El resultado de dicha investigación ha quedado plasmado en este artículo, que espero que disfrutéis y encontréis útil.
Puede parecer que la respuesta a esta pregunta es bastante obvia, pero no tiene por qué serlo. En un mundo ideal, una señal analógica siempre tendrá más resolución que una digital: de esto se trata la digitalización, en convertir una entidad que tiene variaciones continuas, y cualquier valor es posible, a otra entidad cuyos valores son previamente establecidos. Esto es muy genérico, y seguramente mis profesores de la universidad se llevarían las manos a la cabeza, pero es por poner un ejemplo sencillo.
Ahora bien, nos estamos en un mundo ideal, y estas señales analógicas, están almacenadas en un soporte que envejece. Significa que cada vez que reproducimos una cinta o casete, ésta se deteriora. Sin embargo, una copia digital no envejece, por más veces que la veamos: aquí radica la mayor ventaja de esta conversión.
Así pues, lo que hay que asegurarse, es que esta conversión se haga intentando minimizar la pérdida de calidad debido a cuantificación. Pero para que nos quedemos más tranquilos, la calidad que los ordenadores pueden manejar es bastante superior a la calidad de los soportes analógicos domésticos (otro cantar son los sistemas analógicos profesionales), como el VHS.
Ahora que estamos convencidos de nuestra necesidad de la conversión digital de nuestras memorias, vamos a indagar qué necesitamos exactamente. Aquí no es posible dar una respuesta genérica, ya que depende en gran medida del soporte que estemos tratando de convertir. Pero de groso modo, necesitaremos:
Y para finalizar, nos hace falta un programa que capture la señal digital proveniente de nuestro conversor, y la almacene en un fichero. Hay muchos disponibles en el mercado, pero en este caso mi recomendación es que usemos el que venga incluido con el conversor analógico-digital USB. Nos evitará más de un dolor de cabeza ya que suelen venir correctamente configurados para ese conversor en particular.
Si os gusta trastear tanto como a mí, os recomiendo encarecidamente que sigáis este método de conversión digital. Se aprende un montón sobre como funcionan dispositivos que para muchos son vestigios del pasado, y podemos adaptar el resultado al tiempo que queramos dedicarle.
Si, por el contrario, preferís que alguien os haga este trabajo, hay muchas empresas locales que realizan este servicio. Posiblemente a lo largo de este ejemplar de la Revista TODO, podéis encontrar más de una empresa que lo hagan a un precio contenido.
Ingeniero de Telecomunicación de profesión, emigrante por necesidad y geek en mi tiempo libre. Desde 2012 redactor en Un Geek en Múnich, donde intento compartir mis experiencias con todos aquellos a los que les pueda interesar. También desde 2012 colaborador en la revista Todo de Vélez-Málaga, desde donde divulgo noticias de tecnología para el público en general.
Esta web usa cookies.
Leer Más