Buenas a todos y feliz Año Nuevo! Últimamente tengo la impresión que cada post tengo que comenzarlo pidiendo disculpas por tener el blog tan abandonado, pero como uno de los propósitos de Año Nuevo tengo escribir aquí más a menudo. Este post lo tenía pendiente desde hace ya algunos años, y nunca me había terminado de animar, así que este año: la receta del Roscón de Reyes que causa furor en casa.

Para los visitantes del blog que no seáis de España, es tradición comerse uno (o varios!) roscones en familia durante la celebración de Los Reyes Magos. Es un dulce muy especial, ya que sólo se come una vez al año, y puede estar relleno de nata, crema, chocolate, al gusto de cada uno. Tradicionalmente se introduce en el roscón dos elementos importantes: un haba y una figurita. Si te toca la figurita, eres el rey de la celebración y si te toca el haba, ¡tienes que pagar el roscón! Aunque me consta que esto varía un poco de región en región.

Ingredientes del Roscón de Reyes

Bueno, vayamos al grano con la receta. Es muy importante seguir todos los pasos, no saltarse ninguno y ser paciente, ¡muy paciente! Todas las veces que he hecho esta receta ha salido de rechupete, y todos han repetido, así que ¡seguid los pasos!

Para hacer el Azúcar glas aromatizado
120 gramos de azúcar glas {Puderzucker}, si no tenéis es fácil de hacer.
Rayaduras de la piel del limón
Rayaduras de la piel de naranja

Para hacer la masa de arranque
70 gramos de leche entera, 3,5% preferiblemente.
10 gramos de levadura fresca de panadería {frische Hefe}, de la que venden refrigerada en cubitos
1 cucharadita de azúcar
130 gramos de harina de fuerza {Weizen Mehl Type 1050}

Para hacer la masa
60 gramos de leche entera
70 gramos de mantequilla a temperatura ambiente
2 huevos medianos
20 gramos de levadura fresca de panadería {frische Hefe}
25 gramos de agua de azahar {Orangenblütenwasser}
450 gramos de harina de fuerza {Weizen Mehl Type 1050}
1 pellizco de sal
El azúcar glas aromatizado en el primer punto

Para decorar el roscón
Huevo batido
Azúcar humedecido con unas gotas de agua
Naranjas confitadas
Guindas en almíbar

Preparación del Roscón de Reyes

Antes de comenzar, un par de  aclaraciones:

La masa de arranque se puede sustituir por masa madre, que bajo mi punto de vista «tiene más fundamento» y le da un sabor también mas característico del roscón de reyes. Sin embargo, cuidar de una masa madre es algo que lleva paciencia y dedicación, así que he puesto también la versión con masa de arranque para aquellos que no le den tanto a esto de hornear dulces y panes 🙂

El agua de azahar es para mi un punto importante, y no recomiendo sustituirlo por ninguna otra esencia, le da ese punto diferente al roscón. Se puede comprar en casi cualquier farmacia bajo el nombre de Orangenblütenwasser, y también en Amazon

Las harinas en Alemania se organizan por su contenido en gluten, y llevan  asociado un número: mientras más alto, más gluten y más fuerza. Así pues la normal que encontramos en todos lados a cantidades industriales es la número 450, luego también popular la de fuerza media con el número 550 y la que nosotros denominamos harina de fuerza, que tiene el número 1050. Esta vez la he comprado en DM, pero se puede conseguir en varios sitios, sólo hay que buscar un poco:

Una vez finalizadas las aclaraciones, nos vamos a poner manos a la obra!

Preparación de la masa de arranque:

  1. Con la leche templada, se deshace la levadura fresca. Juntar con el resto de ingredientes de la masa de arranque y hacer una bola
  2. Ponemos la bola en un bol con agua templada, y una vez que flote estará lista. Normalmente suelen ser unos 10-15 minutos

Preparación de la masa principal

  1. Al igual que con la masa de arranque, deshacer la levadura en la leche tibia.
  2. Tamizar la harina hasta que nos quede totalmente suelta y fina.
  3. Añadimos a la harina el resto de ingredientes de la masa (mantequilla, huevos, azúcar glas aromatizado, sal, agua de azahar, masa de arranque/madre)
  4. Aquí hay que darlo todo, se necesita trabajar la mezcla hasta que se haya formado una masa uniforme y que no se quede pegada. Una vez lo hayamos conseguido, se amasa sobre nuestra mesa de trabajo (con las precauciones normales para que no se pegue la masa a la mesa) hasta que ésta sea bastante elástica.
  5. Se hace una bola y se deja reposar un mínimo de 5 horas, hay que ser muy paciente, ya que la masa tiene que duplicar su tamaño. Es importante que la habitación esté caldeada y tenga una humedad más o menos constante, ya que estos parámetros ayudan al levado de la masa.
  6. Tras las cinco interminables horas, hay que tomar una decisión, o bien hacemos un roscón de tamaño bastante grandecito, o dos pequeños. Nosotros en casa siempre hacemos dos, ya sea para regalar, para comerlo al día siguiente… ¡la opción es vuestra! En caso que hagáis dos, se separa la masa en dos bolas iguales y se deja reposar otros diez minutos.
  7. Paso importante: ¡La forma! Para ello, usamos los dedos para hacer un agujero en el centro e ir agrandándolo poco a poco. Un truco está en coger el roscón y usar su propio peso para agrandar el agujero, siempre con mucho cuidado que no se nos parta o rompa.
  8. Cuando estemos contento con la forma, lo ponemos en la bandeja del horno y reposamos hasta que vuelva a doblar el volumen. Ahora nos toca volver a esperar unas dos horas.
  9. Con mucho cuidado de no pinchar el roscón, hay que pintarlo con huevo batido, y adornar con azúcar humedecido con unas gotas de agua y frutas confitadas. Aquí hay total libertad para la decoración, en muchos supermercados se puede encontrar guindas, o fruta escarchada, así que lo que más os guste.
  10. El horneado tiene su truco, así que muy atentos. Primero se precalienta el horno a unos 200º (calor arriba-abajo), meter el roscón cuando se haya alcanzado la temperatura y dejarlo unos 10 minutos a esta temperatura. Luego se baja a unos 180º y se deja hornear durante otros 6-7 minutos, siempre mirando que no se queme. IMPORTANTE: Si vemos que se está tostando más de lo debido, usar un papel de aluminio para cubrirlo. Los tiempos son orientativos, ya que cada horno tiene su punto.
  11. Ahora lo dejamos reposar y lo rellenamos con lo que nos apetezca. Tened cuidado que si el roscón está muy caliente y le ponéis nata, esta se derrite muy rápidamente y ¡tendréis un bonito Roscón de Reyes encharcado! Así que una vez más: paciencia.

¡A comerlo!

Una vez finalizada la espera, queda el punto más dulce:  ¡comerlo! Así es el que nos hemos comido este año:

roscón de reyes

Espero que este año o el que viene os animéis a hacerlo. No es complicado, sólo requiere paciencia y unas dotes mínimas de repostería, al alcance de todos vosotros. Y así se hacen más llevaderas las fiestas aquí en Alemania, con un pedacito de nuestra cultura de la forma más dulce posible 🙂

Para el año que viene quizá me anime a hacer alguno más y si llegamos a un buen número de Likes en Un Geek en Munich sortearé uno de ellos!

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